lunes, 20 de abril de 2015

Una mente envidiosa, un cuerpo muy enfermo!!!


 
Y manifiestas son las obras de la carne, que son: adulterio, fornicación, inmundicia, lascivia, idolatría, hechicerías, enemistades, pleitos, celos, iras, contiendas, disensiones, herejías, ENVIDIAS, homicidios, borracheras, orgías, y cosas semejantes a estas

 Gálatas 5:19-21ª

La envidia es el disgusto (dolor) o pesar por el bien ajeno. Y a veces va acompañado de resentimiento.
 

La envidia hace pudrir o destruye el cuerpo. Es como la enfermedad del cáncer maligno. En el ámbito médico esta palabra describe un tumor que tiene extraordinario potencial para crecer y que se expande invadiendo los tejidos contiguos. Sistemáticamente provoca metástasis en otros lados del cuerpo, si se deja sin atender, la malignidad tiende a infiltrarse y extenderse por todo el cuerpo. Finalmente provoca la muerte. A si mismo si no quitamos de nuestro interior este pecado y no lo atendemos a tiempo destruirá nuestras vidas.

La Biblia menciona en Proverbios 14:30 que si tienes envidia, tus huesos serán carcomidos.

La envidia aguda crea ansiedad y trastornos del sueño. Critica, amargura y codicia, entre otras enfermedades. Envidiamos porque queremos lo que la otra persona tiene ya sea las mismas oportunidades, trabajo, casa, familia, etc. Llevándonos al pecado de la codicia. Envidiamos a  aquellos con los que tenemos un trato cercano y a otros en aquellas áreas que valoramos.

En Éxodo 20:17 Uno de los mandamientos es no codiciar lo que tiene nuestro prójimo. En una encuesta sobre los deseos de la carne el 47% de los encuestados admitieron codiciar algo de otra persona.

Cuando nos comparamos a otras personas cuyas circunstancias son mejores que las nuestras, nos enfrentamos a la tentación de envidiarla, cuando seamos tentados a la envidia, reconozcamos que es pecado.

Termino pensando en proverbios 3:31

No envidies al hombre injusto, ni escojas ninguno de sus caminos.

Lizy en su camino

 

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