miércoles, 29 de abril de 2015

MAS EL FRUTO DEL ESPIRITU ES... TEMPLANZA


“...si vivimos por el Espíritu, andemos también por el Espíritu.”

Gálatas 5:25

 

La templanza, se trata del control de nuestro cuerpo y nuestras emociones. Una persona sobria, equilibrada, moderada y capaz de dominar sus impulsos sin duda manifiesta en su conducta este fruto del Espíritu.

 

La conducta de una mujer cristiana es importante, ella manifestará nuestros frutos, por eso, la templanza debe ser nuestra característica, nuestra marca, debe formar parte de nuestras cualidades.
 

 

La templanza nos da dominio propio. Nos ayuda a tener bajo control todos nuestros deseos pecaminosos. A través de ella estamos en contacto con la realidad de nosotras mismas, nos hace reconocer nuestra debilidad por el pecado, lo banal, y lo inmoral, por eso nos mantiene alertas y nos permite poner los límites necesarios para alejarnos de esas prácticas que no agradan a Dios.

 

Es necesario que como mujeres aprendamos a someter nuestras emociones insanas y debilidades, y para ello es vital vivir por el Espíritu, es decir, dejarnos guiar por El! Es el consejo de Pablo a los gálatas, les dice,

 

“…no satisfagáis los deseos de la carne… porque es contra el Espíritu… para que

no hagamos lo que queremos…”

Gálatas 5: 17

 

“Pero los que son de Cristo han crucificado la carne con sus  pasiones y deseos.”

Gálatas 5:24

 

Que importante para nuestra vida cristiana mostrar el fruto de la templanza, significa que vivimos una vida en el Espíritu y por El somos guiados. Es evidencia de una vida cristiana ejemplar, seria, madura y de fe, no fluctuante ni como las olas del mar, más bien firme.

 

La templanza que vivimos por Jesucristo nos hace libre y nos lleva a vivir una vida abundante:

 

“…a ser prudentes, castas, cuidadosas de nuestra casa, buenas, sujetas a nuestros maridos…”

Tito 2:5

 

“ensenándonos que, renunciando a la impiedad y a los deseos mundanos, vivamos en este siglo SOBRIA, justa y piadosamente.”

Tito 2:12

 

La sobriedad que nos da el fruto de la templanza, nos hace resistir a los ataques del enemigo:

 

“SED SOBRIOS y velad; porque vuestro adversario el diablo, como león rugiente,

anda alrededor buscando a quien devorar.”

1 Pedro 5:8

 

¿Cómo puede nacer en nosotros el fruto de la templanza? Como resultado de una relación con Jesucristo en donde El sea el centro de tu vida y una prioridad para ti y si decides vivir por el Espíritu, este fruto se hará evidente! 

 

Recuerda comunicarte con Dios a través de la oración, has de la Biblia tu manual de vida eterna y júntate con otras personas que quieran hacer lo mismo.

 

En Cristo,

 

Yissell

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