Y manifiestas son las obras de la carne, que son:
adulterio, fornicación, inmundicia, lascivia, idolatría, hechicerías,
enemistades, pleitos, celos, iras, contiendas, disensiones, herejías, ENVIDIAS,
homicidios, borracheras, orgías, y cosas semejantes a estas
Gálatas
5:19-21ª
La envidia es el
disgusto (dolor) o pesar por el bien ajeno. Y a veces va acompañado de
resentimiento.
La
envidia hace pudrir o destruye el cuerpo. Es como la enfermedad del cáncer
maligno. En el ámbito médico esta palabra describe un tumor que tiene
extraordinario potencial para crecer y que se expande invadiendo los tejidos
contiguos. Sistemáticamente provoca metástasis en otros lados del cuerpo, si se
deja sin atender, la malignidad tiende a infiltrarse y extenderse por todo el
cuerpo. Finalmente provoca la muerte. A si mismo si no quitamos de nuestro
interior este pecado y no lo atendemos a tiempo destruirá nuestras vidas.
La
Biblia menciona en Proverbios 14:30 que si tienes envidia, tus huesos serán
carcomidos.
La
envidia aguda crea ansiedad y trastornos del sueño. Critica, amargura y
codicia, entre otras enfermedades. Envidiamos porque queremos lo que la otra
persona tiene ya sea las mismas oportunidades, trabajo, casa, familia, etc. Llevándonos
al pecado de la codicia. Envidiamos a
aquellos con los que tenemos un trato cercano y a otros en aquellas
áreas que valoramos.
En
Éxodo 20:17 Uno de los mandamientos es no codiciar lo que tiene nuestro
prójimo. En una encuesta sobre los deseos de la carne el
47% de los encuestados admitieron codiciar algo de otra persona.
Cuando
nos comparamos a otras personas cuyas circunstancias son mejores que las
nuestras, nos enfrentamos a la tentación de envidiarla, cuando seamos tentados
a la envidia, reconozcamos que es pecado.
Termino
pensando en proverbios 3:31
No envidies al
hombre injusto, ni escojas ninguno de sus caminos.
Lizy en su camino
No hay comentarios.:
Publicar un comentario